La presencia de anticuerpos IgM es un marcador inexacto de infección aguda en adolescentes y adultos, ya que este anticuerpo a menudo no está presente, presumiblemente porque estas personas han sido infectadas previamente con C. trachomatis u otra especie de chlamydia como C. pneumoniae, generando así una respuesta amnésica a una exposición reciente, por un lado, y por el otro, en el 70% de los pacientes la infección cursa asintomática, por lo que anticuerpos IgM ya no se encuentran presentes cuando se realiza el diagnóstico de infección. Sin embargo, dos excepciones han sido descritas en cuanto a la utilidad que muestran los anticuerpos IgM en el diagnóstico: la primera es en el caso de recién nacidos con neumonía por C. trachomatis, y la segunda, en pacientes con linfogranuloma venéreo (LGV).